El gobierno canadiense, liderado por el Ministro de Defensa Bill Blair, tomó la decisión calculada de enviar un buque naval canadiense a La Habana, Cuba, donde atracó junto a los buques de guerra rusos. Esta acción, descrita como 'cuidadosa y minuciosamente planificada', tuvo como objetivo demostrar la presencia estratégica de Canadá en la región. La flota rusa, que incluía un submarino de propulsión nuclear, había estado en La Habana durante una visita de cinco días, durante la cual uno de sus barcos estuvo abierto al público. La visita del buque canadiense a Cuba, en medio de la presencia de buques de guerra rusos, subraya las complejas interacciones geopolíticas y el compromiso activo de Canadá en la diplomacia marítima internacional.
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